Por la mañana Walker ingresaba a la clínica, después de haber pasado toda la noche en vela pensando qué demonios hacer. Con pesar opto por desconectarla.
— Buenos días señor Walker. Lo saluda el médico.
— ¿Cómo amaneció esta mañana?
— Igual que ayer, no hay ningún cambio en su cerebro. ¡Lo siento!
— Entonces, yo… lo autorizo.
— ¿Esta seguro?
— Si cree que no hay más que hacer, entonces… guarda silencio.
— Sé que es difícil, pero la señorita Smith no ha presentado ningún movimiento cerebral. Y su condición empero al dejar de respirar por su cuenta.
— Si. Asiente. — Puedo verla antes de que…
— ¡Claro! Preparare los documentos.
Lión aplana