La pregunta de Nathanael quedó en el aire, como podías confiar en un poderoso y exitoso CEO que puede tener a la mujer que quiera a sus pies
— No puedo darte una respuesta ahora mismo, las cosas se demuestran al igual que los sentimientos, yo... a mí no me importa tu dinero, ni lo endemoniada mente atractivo que eres, yo... yo quiero amor, quiero una vida en pareja, quiero que mi esposo solo me quiera a mi y no me engañe con cualquier mujer hermosa que se le atraviese, quiero algo verdadero, Nathanael, algo que se valioso y solo mío
— Yo puedo...
— No, no digas nada — Vanessa interrumpió al hombre — si de verdad crees que puedes ser ese hombre para mí, entonces demuestralo, en las cosas importantes de la vida las palabras salen sobrando
— ¿No me piensas decir que es estamos casados? ¿qué somos esposos ante la ley? ¿o es que acaso estabas esperando que despertara para pedirme el divorcio?
— ¡¿Lo sabes?! ¿quién te lo dijo?
— Me lo dijo Jael por supuesto, es mi hombre de confianza, es