El CEO estacionó su auto y subió de inmediato a la elevador que lo llevaba directamente a su penthouse, se preguntaba que era lo que estaría haciendo la enfermera y por qué no se había ido a su casa, ¿acaso lo estaba esperando?
De todos los escenarios que le pasaron por la mente ninguno de acercó a lo que encontró al abrir la puerta, Vanessa se encontraba todavía vistiendo su camisa, ella estaba sentada en una silla del comedor y frente a ella la letal asesina Selene, no tenía idea de por qué se había atrevido a venir a su departamento pero pronto lo iba a averiguar
— ¡Llegaste! — Vanessa, sentía el impulso de correr a abrazar a Nathanael, pero lo reprimió al recordar que no estaban solos, además ellos no tenían una relación fuera de la cama
— Sí, ya estoy aquí, ¿te sientes mejor? — preguntó el hombre a la bella joven
— Solo un poco, ella... Selene, vino a visitarte, yo... no quiero interrumpir, ya estaba de salida, iré a cambiarme, con permiso — Vanessa, se levantó de la silla y fue