El ambiente se puso muy pesado, apenas se podía respirar en el lujoso penthouse, los ojos grises del empresario estaban oscurecidos, quería llegar a casa a cenar con su mujercita, compartir un buen vino, tomar una ducha y hacerle el amor
Pero en cambio se había encontrado a su amante metida hasta la cocina, en el pasado había permitido a Selene, hacer algunas cosas que no debía y se las dejo pasar, pero ahora entendía que se había equivocado y ella lo había interpretado como que a él le interesaba para algo más que no fuera solo follar, más equivocada no podía estar
— ¡Vanessa, vuelve acá! ¡no me hagas enfadar, mujercita!
¡¡¡TRAZ!!!
El portazo que la joven enfermera dió en la cara al CEO Castrioli, fue épico de ver, nadie se atrevería a tanto, quién conocía al peligroso hombre sabía que si hacía algo como eso no lo dejaría seguir viviendo
— ¡Te azota las puertas, no te tiene respeto! ¡eres el Boss, el hombre más poderoso de la mafia americana, el más tenido y despiadado, a cualquier o