NARRADOR OMNISCIENTE
La habitación quedó en un silencio total, casi doloroso. Jareth sentía que el corazón se le partía en dos mientras observaba a Isabel, frágil, temblorosa por el miedo que sentía; verla en ese estado lo desquiciaba más que nada. Era un golpe en el alma, uno que él no sabía cómo soportar.
—Isabel… debo irme —susurró con el dolor punzante en su pecho.
Isabel bajó la mirada, apenas lo había visto y sentido su calor y ya tenía que despedirse de él, otra vez.
—Prometo resolver esto pronto, te lo juro, bella.
—Está bien, solo ten cuidado. Por favor —le respondió en un hilo de voz, poniendo todo su esfuerzo para no flaquear y rogarle que no se fuera.
—Lo tendré, nena —respondió dándole un fugaz beso, tan corto que le dolió—. Lo prometo.
Ethan acercó la silla de ruedas.
Jareth se sentó despacio, sus ojos atrapados en los de Isabel hasta el último segundo posible. Luego se giró y, junto a Melek, se apresuraron a llegar al ascensor.
—¿Qué tan cerca está de mi habitac