La conversación con el pequeño Alex había sido difícil. Aunque el niño con su habitual perspicacia hubiera tomado la noticia con una aparente naturalidad, Sofia sabía que, a partir de ahora, nada sería igual para él.
Mientras ambos regresaban al departamento que aun compartían con Aidan, el pequeño no cesaba de hacerle preguntas y ella con mucha paciencia tuvo que respondérselas.
_ Mami, ¿Podré seguir viendo a papá? ¿o, mí otro papá ya no me dejará?
Sofia se acercó más a él y lo abrazó.
_ Cariño, nadie podrá impedirte que sigas viendo a Aidan, tú y él se aman. James jamás hará algo que a ti te lastime _le acarició el rostro_. Ya te lo dije, desde que él supo de tu existencia, solo quiere estar junto a ti, conocerte y que le des la oportunidad de amarte, tanto o más que Aidan.
Alex asintió.
_ Mami, James, ¿puede venir a visitarme y quedarse a cenar con nosotros? _dijo, mirándola de manera inquisitiva.
La joven dio un suspiro profundo. ¿Cómo explicarle la complicada situación