CAPÍTULO 29. Derribarlos no será suficiente.
Capítulo 29
Derribarlos no será suficiente.
El silencio en el penthouse era distinto esa mañana. No era un silencio tenso, ni incómodo, sino uno calculado. Un silencio propio de las guerras que se libran sin armas a la vista.
Gabriel mantenía los dedos entrelazados sobre la mesa de cristal, la mirada fija en el hombre frente a él: un periodista de rostro común, mirada astuta y modales limpios. No llevaba grabadora. No había libreta de apuntes. Solo un pequeño sobre que había deslizado en la mesa con el profesionalismo de quien conoce las reglas del juego.
—¿Estás seguro de querer dar este paso? —preguntó el periodista, con voz neutra—. No hay vuelta atrás una vez que lo haga público.
—Estoy seguro —la respuesta de Gabriel fue tajante, como siempre.
Isabela, sentada a su lado, permanecía en silencio. El cabello recogido en un moño alto con perfección. El vestido de líneas rectas que le otorgaba una imagen aún más imponente. Su mano descansaba sobre la rodilla, los dedos tensos. Pero su