Con cuidado y para ponerlos más cómodos Ilayen la agarró de la cadera y el otro brazo rodeó su cintura por debajo y con un rápido movimiento para no lastimarla se dejó caer de lado atrayéndola hacia su cuerpo. Un gemido lastimero salió de ella dado que el nudo tiró de su interior hasta que él acomodó una pierna encima de sus piernas haciendo que su miembro se acomodara al ángulo perfecto.
-Shhh- solo fue un momento. Dejó salir sus feromonas para que ella se calmara. La cabeza de Asya cayó sobre la almohada debajo de ella jadeando. Sus ojos se cerraron en un intento de descansar. No podía mentir. Estaba tan agotada que sentía que podía quedarse dormida en cualquier momento. Algo que siempre ocurría cuando se encontraba en contacto con Ilayen, su insomnio se desvanecía.
Las manos de él, aún ansiosas de contacto por ella, se deslizaron bajo el cuerpo de la loba en busca de más carne, encontrando sus pechos. Con una leve sonrisa los ahuecó con suavidad al principio dado que estos se sentí