Estuve mirando aquella foto durante mucho tiempo, perdida en mis pensamientos. El nunca subía fotos conmigo, ¿por qué con ella sí? Sentí una rabia profunda.
Mi mamá se acercó suavemente y me cubrió con su brazo sobre mi hombro.
— Valentina, el hijo de tía Crisol, Leandro, acaba de regresar al país en estos días. Podríamos ir a cenar juntos.
Después de decir esto, ella me miró con algo de duda.
Sabía que mi mamá quería presentarme a un chico adecuado de esa manera.
Pero también temía que me disgustara, pues cuando era más joven siempre gritaba que el amor debía ser libre, pero también comprendí que solo quería ayudarme y levantarme el ánimo.
Sonreí sin mucha expresión.
— Está bien, entonces muchas gracias mamá.
Tal vez era por la culpa que sentía hacia mis padres, después de todo, a mi edad todavía se preocupan por mí.
Aparentemente mi capacidad para juzgar a las personas no es buena, Santiago solo me había utilizado y los actos de amor que me daba nunca fueron suficientes solo eran pa