Capítulo 47
|| PUNTO DE VISTA DE BELLONA ||
«¡Joder! ¡TE ODIO, DANTE!».
Pateé la puerta con furia. No podía creer que Dante me hubiera encerrado allí. Me había azotado el trasero con el cinturón y se había marchado después de encerrarme en su habitación. Grité para que alguien abriera la puerta, pero nadie me ayudó.
No iba a rendirme. No iba a dejar que le hiciera daño a la señora Fernández. Ya estaba enferma. De pie, impotente, esperé a que pasara alguien. Ni siquiera tenía mi teléfono a la vista. Supuse que ya me lo había quitado.
Estaba paseándome de un lado a otro cuando, de repente, la puerta se abrió y oí la voz preocupada de Leo:
«¡Señora! ¿Está ahí?».
Grité desesperadamente, arreglándome la ropa destrozada.
«¡Sí, sí! ¡Joder! ¡Ábrela!».
Leo abrió la puerta de par en par y se coló dentro después de echar un vistazo al pasillo. Le di las gracias con un profundo suspiro, mirando la llave que tenía en la mano.
«Gracias a Dios que has venido. Pensaba que me iba a quedar encerrada aq