Salía de la escuela, no tenía nada que hacer. En realidad, creo que solo caminaría y meditaría un poco lo que ha pasado. Mamá había hablado conmigo, no quería tener problemas con Julieta y en realidad ya me hablo de eso, era algo de todos los días y sé que no ponía mucho de mi parte, pero no me nacía y eso era algo que nadie entendía.
Sonaba mi teléfono y era un número desconocido — generalmente no contesto, ya que no sé quién podía ser — pero, algo me animaba para que contestara, si era algo malo podría colgar e ignorar la llamada.
— ¡Victoria! — gritaba mi nueva amiga, Alicia.
— Alicia, pensé que no me mandarías mensaje. Agradezco que decidieras llamarme.
— No tienes que agradecer — hizo una breve pausa —, al contrario. Digamos que me siento un poco mal por lo que paso anoche.
— ¿Está bien? — me preocupaba de verdad.
— Si, bueno lo regañaron y tendrá que volver a casa. No creo que siga en la agencia y sé que le empezaba a