Inmediatamente, el secretario dijo con seriedad, —Realmente recordaste lo que pasó entonces, ¿así que sientes alguna molestia ahora?
—Sí, me encantaría hacer pagar a la familia Vargas.
—Señorita, ¿deberías ir a un psiquiatra?
Magnolia negó con la cabeza, —No hace falta, de hecho, no tengo ningún problema psicólogo. Javier y los demás me llevaron a casa y les preocupaba que tuviera sentimientos persistentes por Ricardo, así que dijeron que se inventarían a propósito la historia de que tenía un problema mental.
Magnolia lo recordó todo ahora, y sabía que no tenía depresión en absoluto.
Ahora mismo estaba bien ella.
Finalmente dijo el secretario, —señorita, el señor Vargas sigue esperando fuera del hospital, los dos señores Ruiz mandaron a los guardaespaldas que lo echaran, pero se negó a salir y tuvo que esperar para conocer tus noticias.
—¿Todavía está fuera del hospital?
—Sí, ¿qué vas a hacer?
—Bueno, mándalo a verme.
El secretario dudó, —¿si lo saben tus hermanos?
—No te preocupes, Da