Ricardo se sintió deprimido y contestó con voz muda: —Abuela, ¿puedes dejar de burlar de mí?
—Vale, lo he hecho todo por ti.
Ricardo estaba un poco confuso: —Abuela, ¿por qué no acepta mi cariño?
—Entonces, ¿por qué aceptó tus insinuaciones? ¿Dijiste que te gustaba y querías perseguirla, o dijiste que realmente te equivocaste en el pasado, y ahora ella es la única en tu corazón a la que no puedes dejar ir?
La expresión de Ricardo se volvió muy poco natural al oír aquellas palabras.
Tosió en respuesta: —¿tengo que decir eso?
Al fin y al cabo, qué vergüenza con tanta gente mirando en la fiesta.
—¿Crees que Magnolia es un gatito o un cachorro? ¿Con un regalo puede ganarle?
La anciana señora Vargas miró a su nieto, sabía que era difícil para él hablar de forma dulce
Suspiró ella: —Estoy un poco cansada y me gustaría descansar un rato.
—Vale, te acompaño al ascensor.
Ricardo observó a la anciana tomar el ascensor hacia los pisos superiores, se quedó quieto, pensando en lo que dijo la abuela