Ricardo frunció el ceño al verla alejarse, pero no pronunció ni una palabra.
Julio nerviosamente tragó saliva y preguntó: —Jefe, ¿qué hacemos con este documento?
Ricardo les echó un vistazo a los papeles y respondió con el tono indiferente de siempre: —Ya te lo dio, así que tú te encargas.
Julio se quedó paralizado al instante, sintiéndose como si estuviera sosteniendo una patata caliente en sus manos, atrapado entre la espada y la pared.
¿Por qué el trabajo de hoy resultaba tan difícil?
***
De regreso a casa, Magnolia se acordó de lo que había escuchado en el hospital sobre Ricardo buscando activamente un médico de nuevo, y no pudo evitar preocuparse por la cirugía de la abuela Vargas. Se había olvidado de preguntarle por los detalles de la operación, pero recordaba que David había mencionado conocer a un médico que podría ayudar.
Estaba inquieta por la salud de la anciana y, naturalmente, esperaba que la cirugía fuera exitosa y que se recuperara. Por lo tanto, decidió llamar a David.