Paul llora desconsoladamente en el suelo, pensando que ha perdido a Amelia y a Max para siempre. Pero entonces escucha una voz familiar que le llama.
-Papi, papi, ¿dónde estás?-dice la voz de Amelia, que se acerca corriendo.
Paul levanta la cabeza y ve a Amelia y a Max que vienen hacia él. Amelia tiene la cara sucia y el pelo revuelto. Max tiene el pelo mojado y el hocico manchado. Los dos están sonriendo y Max moviendo la cola frenéticamente.
-Amelia, Max...-susurra ilusionado-¿Eres tú?-dice Paul, incrédulo.
-Sí, papi, somos nosotros-dice Amelia, llegando hasta él y abrazándolo con fuerza.
-Pero ¿dónde estaban? ¿Qué les ha pasado?-dice Paul con desesperación y devolviéndole el abrazo y acariciando a Max.
-Estábamos jugando con la pelota con unos niños muy simpáticos-dice Amelia, explicándole con una enorme sonrisa.
-¿Jugando con la pelota? ¿Con qué niños?-dice Paul, confundido. Todavía no ha logrado asimilar que su hija está bien. Se había asustado tanto...
-Con esos niños-dice Ame