Nate, padre de Allie
4:00AM.
Ruedo por la cama sin parar, echo un vistazo hacia la ventana para observar la luna brillando con intensidad, las estrellas por doquier, y suspiro cansado, aún no he podido dormir ni siquiera unos cortos quince minutos. Y el pensamiento que no me permite descansar con tranquilidad es el mismo que ronda por mi cabeza día y noche.
Abandoné a mi esposa e hija cuando más me necesitaban, ¿qué clase de padre hace eso?
Todos los días de mi vida me culpabilizo sin parar, una y otra vez hasta lograr sentirme la peor persona del planeta por que es lo mínimo que merezco por haberlas abandonado de esa manera, y lo que es peor aún, que no he tenido el suficiente coraje como para buscarlas de nuevo. Ayer fue el cumpleaños número dieciocho de Allie, otro cumpleaños donde no estuve a su lado para verla soplar las velas de su pastel.
¿Cómo será ella?, ¿de que color tendrá su cabello?, ¿cuál será su desayuno favorito?, ¿estudiará?, ¿continúa con sus medicamentos?... ¿est