Mundo ficciónIniciar sesiónLa Gran Sala de Audiencias del Faraón Amonhoteph resplandecia bajo la luz que se filtraba por las altas ventanas. Columnas imponentes, adornadas con jeroglíficos y relieves que narraban la gloria de Egipto, se alzaban hasta un techo pintado con escenas celestiales. El aire era denso, cargado con el aroma de incienso y la expectativa silenciosa de los cortesanos reunidos. El Faraón, majestuoso en su trono de oro y lapislázuli, irradiaba una autoridad que nadie podía ni se atrevía a romper.
Ahmose se encontraba de pie frente a él, su postura recta y firme, un pilar de disciplina. Vestía el uniforme de Comandante en Jefe, una túnica de lino blanco bordada con el emblema del halcón real, y una coraza de cuero pulido. A su lado, en un lugar de honor reservado para la realeza, Nefertari observaba la escena. Su vestido de seda, de un azul profundo, resaltaba su figura, pero su expresión era de







