Mundo ficciónIniciar sesiónPor la tarde, asistió a una recepción con dignatarios de Nubia. Sonreía, asentía, pronunciaba las palabras correctas en el momento preciso. Su voz era suave y elegante, su porte impecable. Era la Princesa del Nilo, la encarnación de la gracia y la hospitalidad. Por dentro, sin embargo, se sentía como una marioneta, sus movimientos dictados por el protocolo, sus emociones ocultas tras una máscara de perfección.
—Mi señora, el Faraón ha solicitado su presencia en la biblioteca real después de la cena —informó Baketamon, mientras ayudaba a Nefertari a quitarse un pesado tocado de oro y plumas.
Nefertari suspiró. —Más pergaminos, más tratados. A veces, siento que mi mente se ahoga en tanta información.
Baketamon le acarició el brazo con ternura. —Es el deber, mi señora. Su sabi







