49.
Por un momento Morgan pudo recordar Port Royal y la vida que tenía ahí, vacía, llena de alcohol y fracasos. Recordó cuando regresó y su mujer ya lo había olvidado y cambiado, podía sentir ese dolor, tal vez no el mismo que la sirena transmitía, era un dolor propio que había enterrado y creía que ya no volvería, pero la tonada melancólica lo hizo escarbar en lo más profundo de su memoria.
Tratando de distraerse volteo hacia otra dirección y vio a lo lejos a la reina que por el contrario a lo que todos sentían, ella parecía asustada, como si estuviera viendo un fantasma. Cada nota parecía horrorizarla aún más, sus ojos se abrían con desagrado y se mordía el labio inferior con fuerza.
Morgan no entendía por qué tanto horror hacia una melodía que causaba todo lo contrario. De pronto la reina volteo hacia él, movida por sentir una mirada, en cuanto lo vio dejó de morder su labio y trató de colocarse de nuevo esa máscara de seguridad y paz, pero era demasiado tarde, el pirata se había fi