21.
Cooper camina con determinación por la playa, pensando en cómo acercarse al joyero si es que casi nunca sale de la hacienda, claramente sabe la clase de joya que tiene, sabe que cualquiera de aquí se la quitaría de las manos a la más leve intención de salir y que lo que ocurrió con el bergantín solo fue una muestra de lo que los piratas son capaces de hacer por ella. Para poder acercarse a Tavernier y tomar la joya tiene que entrar a esa hacienda, no hay otra.

—¡¿Cómo putas lo haré?! —exclama Cooper desesperado.

Ve hacia el camino que lleva directo a la hacienda y se pone en marcha, algo se le debe de ocurrir en el camino.

El sol comienza a esconderse de nuevo; camina desmotivado dejando sus huellas en la tierra que pisa, viendo como la vida nocturna empieza a despertar a su alrededor, las tabernas se llenan de borrachos y prostitutas, algunos guardias hacen sus últimos rondines y los niños desaparecen de los caminos.

Llega hasta la hacienda, la ve desde una distancia considerable
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