CAPÍTULO 10– ABRIENDO LAS ALAS.
Intenté calmarme, intentando no pensar en lo que acababa de escuchar. No me preocupaba que David me estuviese buscando, no, aquello había quedado en segundo plano, me asustaba que él estuviese enamorado de mí, porque no quería hacerle daño y sabía que el amor tan sólo traía eso, dolor.
Negué con la cabeza, mirando hacia él, con el vestido en la mano, mientras él me miraba lleno de reproches.