Alex Fletcher
Salgo del apartamento de mi prima completamente frustrado. Parezco un adolescente con las hormonas alborotadas. No es que vaya a acostarme con Liv ahí mismo, en medio del salón, y peor aún con ella tan herida. Pero mi autocontrol pende de un hilo. Ninguna mujer con la que he estado ha tenido tanto poder sobre mí como Olivia Bennett. Y no sé si eso es bueno, porque en mi vida, siempre he sido yo quien lo ha controlado todo y a todos. Mis deseos siempre se han cumplido y se han tratado como una prioridad, pero no con Liv. Tengo el presentimiento de que no será tan fácil meterla en mi cama como pensaba, e incluso cuando eso suceda, no estaré dispuesto a dejarla ir.
Llamo a Omar, mi entrenador, y le digo que voy al gimnasio. Necesito entrenar un poco para liberar toda esta frustración e ir a trabajar con menos estrés. El boxeo siempre ha sido mi válvula de escape; me ayuda a relajarme. Lian: Tío, cuando me pediste que entrenara un poco, no pensé que sería tu saco de boxeo.
A