Narrado por Dr. Nick Brown

Mi mano estaba en su mejilla. El toque era la verdad desnuda. Yo había roto mi Protocolo de Distancia, y estaba esperando que ella rompiera el suyo.

Sus ojos, que habían permanecido secos a través del dolor y la ira, se llenaron. Pero no eran lágrimas de amor o alivio; eran lágrimas de una culpa profunda, inexpugnable.

"Nick," susurró, y el sonido de mi nombre en su boca, desprovisto de burla o título, me golpeó más fuerte que cualquier golpe.

"No es necesario que digas la palabra, Emma. Solo dime que quieres volver. Que quieres intentar la realidad. Yo haré el trabajo. No más mentiras, no más protocolos. Solo un cortejo ordenado, honesto..."

Ella se apartó bruscamente, el contacto físico roto con una violencia que me dejó helado. Caminó hacia la barand