Mientras tanto, en la ante oficina de Lorenzo, Leonardo le había pedido un café a Karina, y con la excusa de que olvidó decirle algo a sus socios y que no quería interrumpir una reunión casi familiar, le dijo a la bella secretaria que los iba a esperar allí.
Se acomodó en el sillón y cuando ella se inclinó, para servirle el café, Leonardo se incorporó un poco y ellos quedaron muy juntos.
-Perdón, señor.
Balbuceo Karina.
Estaba realmente ruborizada, pensando que Leonardo podría malinterpretar ese acercamiento, sin saber que él lo había hecho a propósito.
El CEO se paró apenas ella dio medio paso hacia atrás, volviendo a quedar muy juntos.
-Sos muy bella.
Dijo el hombre, sin poder contenerse.
-Gracias.
Murmuró la secretaria, sin saber qué responder.
Leonardo, muy seguro de la situación y sabiendo lo que inspiraba en la joven, acortó los centímetros que los separaban.
Su sonrisa era muy desfachatada y seductora.
-Pensé que podía resistir la tentación…
Karina lo miró, estaba aturdida, él e