Amir se sentía demasiado avergonzado como para analizar detenidamente a Olivia, si no fuese por ese hecho, el CEO se hubiese percatado de que algo planeaba su secretaria, pues poseía ese brillo cargado de astucia en su mirada, mientras su gran trasero se bamboleaba de un lado al otro, al tiempo que llegaba justo al lado de Fayna, quien estaba cepillándole el cabello a su yegua.
—Hola. — dijo la joven demasiado animada, apenas tratando de ocultar la alegría que sentía por el solo hecho de que Olivia se acercara a ella, sabía que había cometido un grave error, después de todo, Fayna quería la felicidad de Amir, al igual que toda la familia.
—Qué bonito, ¿es tuyo? —preguntó Olivia sin responder el saludo, pues ya la había saludado en la mañana, aunque no pudo evitar sonreír, ante la emoción que reflejaba el rostro de la joven.
—Sí, es mi yegua, ¿quieres montarla?, se llama Magnolia.
—Te agradezco, quizás en otro momento.
—Pero ella es muy mansa. — insistió Fayna, creyendo que la negativa