—¿Quién de los dos va a acompañarla? —pregunta uno de ellos, dirigiéndose a Antonella y Blas.
—Yo iré, —contesta Antonella sin dudarlo.
—Yo también quiero ir —dice Blas, decidido a estar a su lado.— No quiero que estés sola, geme.
—Gracias Blas —aplana sus labios mostrando una sonrisa forzada.
—Perfecto. Vamos a asegurarnos de que todos estén cómodos en la ambulancia.
Tanto Antonella como Blas suben a la ambulancia para acompañar a Isabella hasta el hospital.
Al llegar al pasillo, los paramédicos se mueven rápidamente, comunicándose entre ellos mientras se dirigen con Isabella a la UCI.
—¿Crees que debería haber hecho algo diferente? —pregunta Antonella, sintiéndose aún culpable.
—No, cariño. A veces las cosas simplemente suceden. Lo importante es que ahora estás a su lado. —responde Blas.
Antonella se siente abrumada con lo que está sucediendo, mas la presencia de Blas a su lado le da un poco de fuerza. Blas, siempre atento, le da un leve apretón en el hombro.
—Ella es