Capitulo 05 Misma mujer, distinta identidad

Al dĂ­a siguiente en la ciudad.

— Aún no me has dicho a dónde me llevas. — Preguntó Rouse confundida a su amiga Annie.

La mujer rubia posó sus ojos dorados en Rouse para después sonreírle traviesamente.

— ¡Salón de belleza! ¡Hay que prepararte para mañana!

— ¿Mañana? — Preguntó Rouse sorprendida.

— ¿Que no te lo dijo Patrick? Anoche habló con ese hombre después de que tú aceptaras y quiere verte lo antes posible.

— ¿Para que? ¿Analizarme como si fuera mercancía? — Sonrió Rouse sarcásticamente.

— ¡No digas eso! — Exclamó Annie. — No serás cualquier objeto, si no la que lleve en su vientre al heredero de un billonario, después de esto serás rica~

"Pero ya llevé en mi vientre al hijo de ese billonario, aunque… Jamás permitiré que se conozcan"

PensĂł Rouse inquieta.

…..

Varios minutos después, en el interior del salón de belleza.

— ¿Que prefieres, pelirrojo o rubio? — Preguntó Annie viendo la revista.

— ¿Por qué preguntas eso?

— Tu nuevo estilo de cabello, debes cambiar un poco, no podemos arriesgarnos a qué ese hombre te reconozca por más años que hayan pasado.

— Jajajaja~

Rouse Becker comenzĂł a reĂ­r a carcajadas ante las palabras llenas de preocupaciĂłn de su mejor amiga.

— No es gracioso Rouse, tenemos que aumentar las posibilidades de que termines con éxito está misión.

— Se sincera Annie, tanto tu marido como tú lo eligieron para mí pensando que podría suceder algo más entre nosotros, ¿No es así? — Preguntó Rouse viendo fijamente a su amiga.

— Lo siento… — Susurró Annie sintiéndose culpable. — Es solo que, él se va a divorciar y es el padre de tu hijo, ¿No crees que podría existir algo?

— No, no lo creo; se casó con esa mujer y recuerdo que en ese entonces lucía muy feliz en las fotografías, era joven e ingenuo y quería ser feliz junto a su pareja pero tenía miedo de dar ese paso, lo pude ver cuándo nos conocimos; además, ellos duraron muchos años juntos así que quiere decir que él la quiso o todavía la quiere y lo intentó todo lo que pudo, no se que impidió que tuvieran hijos, pero… Creo que ahí hubo amor y yo me aproveché de él en esa fiesta, obtuve algo a cambió, primero me le entregué como un juguete por una oportunidad en mi carrera y ahora nuevamente me le entrego por un futuro más sencillo… No soy para nada una buena mujer.

Annie miró con tristeza a su amiga y rápidamente busco cambiar el tema.

— Creo que el rubio te sentaría mejor, puedes hacerte rizos, aunque también se te vería bien el rojo dejando al natural tu cabellera semi ondulada.

— Prefiero el rubio, me gusta más. — Contestó Rouse sonriendo forzosamente. — ¿También debo usar lentes de contacto? Han pasado cinco años desde que no lo veo, no creo que me reconozca, mi cuerpo ya no es el mismo de antes.

— Aún eres preciosa amiga. — Dijo Annie intentando animarla.

— Ni tanto, subí de peso un poco, mis caderas se ensancharon con el embarazo de James, soy ahora cinco años más vieja y mi vida se ha vuelto una desgracia al punto que tendré que dejar ir a mi próximo hijo o hija…

Ambas mujeres se quedaron en total silencio sin dirigirse las miradas.

Annie no sabía que decir y Rouse después de suspirar con pesar, extendió su mano en dirección a su amiga.

— Pásame la revista, no usaré lentes de contacto, pero si cambiaré mi cabello, una vez fuí seleccionada para ser actriz ¿Lo recuerdas? Mi carrera no pudo extenderse a ese rumbo pero, creo que engañaré bien a ese hombre hasta el final.

••••••••••

La noche del dĂ­a siguiente habĂ­a llegado, Rouse se reuniĂł en uno de los Penthouse de ese billonario; ella revisaba atentamente el contrato que le dio el abogado del CEO Leandro Carletti.

La hermosa mujer castaña ahora llevaba su cabello ondulado pintado de un tono rubio claro, su forma de vestir también era bastante elegante y reservada con colores oscuros.

Rouse sentĂ­a como la mirada verde esmeralda de ese hombre estaba fija en ella.

La mujer de veintiséis años, comenzó a ponerse un poco nerviosa mientras revisaba el contrato, rogaba por qué no hubiera nada en ella que llamara demasiado la atención de ese hombre y recuerde el pasado.

De pronto, ciertas cláusulas comenzaron a llamar su atención.

"Patrick tenía razón, este contrato me hace renunciar a cualquier derecho como madre del pequeño que nazca, ni siquiera podré verlo o saber su nombre después de que lo dé a luz"

Pensaba Rouse leyendo parte por parte de todo el contrato.

"Si es niño recibiré el doble de lo acordado ya que es lo que él quiere, busca un heredero y parece que no quiere exponer a una hija a ese estilo de vida"

"También aclara que está en proceso de divorcio y una vez me mudé a su mansión es probable que vea de ves en cuando a su futura ex esposa, me prohíbe acercarme a ella o dirigirle la palabra"

"Por supuesto, no puede faltar la cláusula que prohíbe preguntar temas personales y familiares de él y desarrollar cualquier sentimiento romántico, hasta aclara que me abstenga y no mal entienda que cualquier buen gesto de él será por el bebé y no por mí…"

— ¿Que le parece señorita Becker? ¿Esta de acuerdo o hay alguna cláusula que no comprende o quiere discutir? — Preguntó él abogado viéndo que Rouse ya tenía más de media hora leyendo.

Ella finalmente dejĂł sobre la mesa de cristal que tenĂ­a enfrente los archivos.

— No, no tengo ninguna duda y tampoco queja alguna, estoy de acuerdo con cada cláusula.

— Perfecto, en ese caso a partir de mañana comenzará el procedimiento en el laboratorio y lo repetirá cuántas veces sean necesarias hasta que esté embarazada.

Rouse asintiĂł y el abogado le diĂł una pluma con la que ella comenzĂł a firmar todas las secciones requeridas del contrato.

Una vez hecho, el hombre de cabello oscuro tomo los documentos y se despidiĂł de ambos diciendo que el contrato ya regia a partir de ese momento.

Ella asintió y él señor se marchó dejando a los dos involucrados solo en ese salón de estar.

— Sígueme.

Pidió Leandro levantándose del sofá individual en el cual había estado sentado en total silencio hasta ese instante.

Rouse hizo tal como ese hombre le dijo, hasta que vió que se adentro más en el lugar y él se detuvo frente a una puerta abriendo la misma y mostrando una hermosa habitación.

— Hoy te quedarás aquí, ya es bastante tarde, mañana continuaré aclarando detalles.

Rouse se sorprendiĂł al escuchar eso, ella no planeaba quedarse.

¡No podía hacerlo!

Le habĂ­a prometido a James volver con Ă©l.

— ¡No! — Exclamó ella alterada. — No puedo, lo siento muchísimo señor Carletti, pero debo volver, tengo un compromiso.

Él frunció el ceño.

Rouse se sintiĂł nerviosa, pero aĂşn asĂ­ insistiĂł.

— Por favor, le pido que me dejé ir, prometo llegar mañana temprano, además; el mismo contrato decía que yo no perdería mi libertad y podría salir como guste con la condición de siempre tener su aprobación.

"¿Esa cláusula estaba ahí? Creo que olvide pedir que se omita"

PensĂł Leandro.

Él se le quedó viendo seriamente a Rouse y después suspiró.

— No me mal entienda, solo lo dije por qué es tarde y no era amable de mi parte enviarla a su hogar a altas horas de la noche.

— Oh, es… Era eso… — Rouse sintió que su rostro comenzó a arder de lo avergonzada que se encontraba. — Lo siento… Le agradezco su preocupación, pero estaré bien.

— Mmm… — Leandro se quedó pensativo por unos segundos. — No tengo opción, vámonos.

— ¿Eh? ¿Irnos? ¿Dónde? — Preguntó ella no queriendo creerlo.

— Quiero acompañarla hasta su hogar y asegurarme que llegue bien, verá, estoy solo en este lugar por temas personales y no tengo a alguien confiable y discreto aquí con quien enviarla, de haberlo sabido antes le habría pedido a mi abogado que la lleve.

— Lo siento, debí decir algo, que pena molestarlo…

Leandro sonriĂł amablemente.

— No se preocupe señorita Becker, no será ninguna molestia para mí.

"Demasiado dulce… Claramente está actuando, él no es así"

PensĂł Rouse.

"Es incómodo… Hace que me sienta nerviosa con tanta amabilidad de su parte"

"Aunque hace un momento, cuando pareció ligeramente molesto por mi respuesta… se veía más como el chico de hace cinco años"

SonriĂł la joven "rubia" viendo a ese increĂ­blemente atractivo hombre caminar al lado de ella en silencio.

"Lo que estoy haciendo es una locura, lo sé… pero necesito salir de esto sin problemas"

PensĂł Rouse incĂłmoda.

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