Ángelo.-
Ha pasado un mes desde lo ocurrido con Cora. No me ha dejado verla ni un solo día, y yo no he dejado de ir a visitarla, llevándole flores, chocolates y todo lo que se me ocurre para sacarla de la depresión… pero no he tenido éxito.
Estuve a punto de torcerle el cuello a la desgraciada de Katrina. De no haber estado Brian, me habría convertido en un asesino de mierda, llevado por mis impulsos, el asco y el odio que le tengo a la hija de puta.
Ahora que ya sé la verdad, que no traicioné a Cora, estoy dispuesto a reconquistarla.
"¿Pero cómo lo hago?"
Si ella ni siquiera deja que me acerque… y lo peor es que sí deja que la visite el imbécil del policía. Ese que parece un perro faldero y no se le despega.
— Ok, Ángelo, concéntrate —digo para mí mismo.
Presto atención de nuevo a la pantalla de mi tablet. Encontré un estudio clínico que ya es experimental en Suiza, para personas con parálisis parcial.
— Nanobots inteligentes quirúrgicos…
Sigo leyendo el artículo hasta que suena el