—En vista de que estás mejor que nunca y que no corres peligro de nada, te mantendré en calidad de secuestrada, puesto que como ya no estás embarazada, no es necesario tener tacto contigo—dijo, entusiasmado y chasqueó los dedos—llévenla al sótano, pero donde no estaba, sino al subsuelo total.
—¿Te has vuelto loco? —intervino William.
—Y encierren aquí a este idiota. Si intenta salir, ya saben qué hacer—ordenó Noah.
Fui arrastrada por dos hombres sin oponerme. Escuché los gritos de William detrás de mí y me negué a llorar. ¿En qué momento fue que me vi envuelta en este desastre que no me competía?
Me llevaron a lo que parecía ser una cocina y vislumbré una trampilla en el suelo, la cual la abrieron y Noah me dio un empujón. Estaba todo oscuro adentro.
—Entra o te lanzaré por la fuerza.
A regañadientes, obedecí. La escalera era de madera y estaba muy vieja y crujió bajo mis pies cuando fui descendiendo.
—No veo nada—me quejé.
Se escuchó un “clic” y la bombilla antigua iluminó tenuement