Yo jamás permitiría que Damián siguiera ocupando el lugar de mi compañero.
Damián seguía negándose a aceptar la ruptura, pero eso ya no importaba. Yo no necesitaba su aprobación.
Solo debía estar dispuesta a pagar el precio.
Alguna vez fui una Hija de la Luna, pero los Hijos de la Luna no pueden casarse fuera de su linaje. Para estar con Damián, abandoné mi herencia, y por eso la Diosa Lunar me dio la espalda.
Pero la Diosa Lunar es la deidad más misericordiosa. Mientras me arrepintiera sinceramente y ofreciera el precio justo, podía regresar a su lado.
Solo necesitaba tiempo para reunir fuerzas.
Pronto llegó el día del juicio de Damián.
Todos los hombres-lobo están sujetos a la autoridad del Consejo de Ancianos. Ni siquiera un alfa está exento.
Bajo el interrogatorio del consejo, Damián confesó todo lo que había hecho. Matar a un Hijo de la Luna conllevaba la pena de muerte.
Después de que el consejo anunciara su veredicto, me presenté con túnicas ceremoniales, mirándolo desde lo al