Al día siguiente, temprano en la mañana, Celia acompañó a Dafne al hospital. Después de ver al médico, le recetaron Paroxetina. Cuando recogieron la medicina y estaban a punto de salir, se encontraron con Sandra. Los tres saludaron, y Dafne vio que Sandra tenía una hoja de ultrasonido en sus manos.
Sandra intentó esconderla, pero ya era demasiado tarde. Decidió ser honesta:
—Estoy embarazada y vine aquí para hacerme un chequeo.
—¡Felicidades! ¿Cuánto tiempo tienes?
—Apenas ocho semanas.
Celia miró hacia detrás de ella, y preguntó confundida:
—¿Y Darío? ¿Por qué no te está acompañando?
Sandra bajó la mirada y dijo:
—Él... él aún no lo sabe…
Dafne notó que había algo que Sandra no quería o no podía decir, así que aclaró un poco:
—Celia y yo no estamos muy familiarizadas con Darío, así que no le diremos nada.
Celia frunció el ceño:
—Pero, ¿por qué no quieres decírselo? ¿No planeaban casarse?
¿O tal vez Darío se había arrepentido de cancelar el matrimonio?
Sandra suspiró y dijo:
—Es una hi