—¿Estás loco? Hans Rivera, ¡has estado arrodillado aquí toda la noche! Esperanza acaba de perder a su madre, ¿acaso quieres dejarla sin padre también? —exclamó Aarón.
Hans de repente lo recordó.
Era cierto que Esperanza todavía lo esperaba en casa, esperando que llevara de vuelta a Dafne.
En ese momento, sonó su teléfono. Era el número de casa. Definitivamente sería la llamada de Esperanza. Hubo un momento en el que Hans quiso evitar a enfrentarla.
Aarón se dio cuenta y sugirió:
—Si todavía no estás preparado, puedo ayudarte a contestar la llamada. Sin embargo, sería mejor que le cuentes a Esperanza tú mismo.
Finalmente, Hans contestó la llamada él mismo.
Desde el otro lado de la línea, se escuchó la dulce voz de Esperanza:
—¡Papá, ¿lograste encontrar a mamá? ¿Le pediste matrimonio? ¿Y si ha aceptado? Está muy feliz, ¿verdad? El anillo de diamantes rosado es muy hermoso, ¡seguro a mamá le encantará!
Era cierto que el anillo era muy bonito. Sin embargo, Dafne ni siquiera tuvo la oport