Capítulo 125
—Muchas gracias, doctor.

Esperanza fue llevada al pabellón privado mientras Dafne la cuidada a su lado.

Hans se mantuvo de pie a un lado, sin poder brindar ninguna ayuda.

—Señor Rivera, puedo quedarme aquí cuidándola. Si tienes trabajo pendiente, puedes irte primero. Si hay alguna novedad, informaré a Rodrigo —dijo Dafne.

Creía que el hombre se marcharía sin dudarlo. Sin embargo, él se sentó en el sofá cercano, sin intenciones de irse, y dijo fríamente:

—Esperanza es mi hija. No puedo dejarla sola en el pabellón. No soy una persona tan irresponsable.

Dafne se sintió un poco desconcertada. ¿Este hombre la estaba reprendiendo? Se mordió el labio ligeramente, sintiendo la necesidad de explicarse:

—En ese momento, arruinaste mi trabajo y ninguna compañía se atrevía a contratarme. Tuve que trabajar a tiempo parcial por las noches. Si no fuera por el estrés de sobrevivir, no la habría dejado sola en el hospital.

—Entonces me estás culpando de haber arruinado tu trabajo?

—No, solo quiero expl
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