La primera reacción de Inés fue burlarse de la niña:
—Niña, ¿sabes a quién te refieres?
—¡Por supuesto! ¡Es mi papá! —respondió Esperanza con convicción.
Al ver su expresión segura, Dafne se quedó sin palabras. La miró condescendientemente y la amenazó:
—Estás mintiendo sin pensar, ¡eres una de esas niñas traviesas!
Pronto, el guardia de seguridad llegó.
Inés le ordenó:
—Guardia, llévala fuera de aquí, ¡está impidiéndonos el trabajo!
—Sí, señora, el vigilante no se dio cuenta de ella y se le escapó mientras estaba distraído. ¡La sacaré de aquí ahora mismo! —respondió el guardia.
Justo cuando el guardia estaba llevando a Esperanza, la pequeña gritó en voz muy alta:
—¡Mi papá realmente está aquí! ¡No mentí!
Inés estaba a punto de darse la vuelta para buscar a Darío. De repente, recordó el mensaje que Isabella le había enviado:
[¡Esta es la despreciable mestiza! ¡Ya tiene seis años!]
Inés recordó la foto en el documento y su corazón dio un vuelco. Volvió la cabeza y miró nuevamente a esa