—No me siento mal en absoluto. ¿Cómo? ¿Ya te estás preocupando? —dijo Aarón con palabras ambiguas, insinuando que Hans estaba preocupando a Dafne de nuevo.
Ya que Hans había regresado, Dafne no quería quedarse mucho tiempo para molestarlo. Quería terminar el tema diciendo:
—Señor Quiroga, te he dicho la verdad. Si quieres escucharla o no, es asunto tuyo. Pero, realmente has malinterpretado a Celia.
—Basta, lárgate. Los asuntos entre yo y Celia no tienen nada que ver contigo. Si ella realmente quiere explicarlo, que venga a buscarme en persona.
Dafne no dijo nada más, se dio la vuelta y abandonó el bar.
***
El verano en la capital siempre tenía un clima impredecible. A medianoche, comenzó una tormenta con truenos y relámpagos.
Dafne se paró en el corredor frente a la puerta del bar, intentando llamar a un taxi con el móvil.
Detrás de ella, había muchas personas que salían del bar. La mayoría de ellos estaban tan borrachos que apenas podían caminar, y de vez en cuando había personas que