POV de Adriana
Nunca creí que me acostumbraría a las victorias. A veces llegan tan silenciosas que parece que uno se las está inventando. Pero esta… esta fue real. Cuando recibí el correo de la universidad, me quedé mirándolo durante minutos, sin moverme.
“Hemos decidido no solo mantener su beca, sino extenderla hasta el final de la carrera.”
La frase estaba ahí, negra sobre blanco. Irrefutable.
—Diego —llamé sin pensar, como si decir su nombre fuera mi primer instinto de supervivencia—. Vení. Rápido.
Él apareció desde el pasillo, con una toalla en la cabeza, recién salido de la ducha. Su expresión pasó del desconcierto a la ansiedad, y luego al alivio cuando leyó el mensaje.
—¡Ganaste! —exclamó, alzándome en brazos.
—Ganamos —lo corregí entre risas.
Lo abracé como si ese abrazo fuera lo único capaz de anclarme a la realidad. Porque sí, había ganado. Habíamos ganado. Pero dentro de mí, una parte seguía en guardia. ¿Qué seguía ahora?
La noticia corrió como pólvora. Algunos profesores me