POV de Diego
El sonido de la lluvia golpeando las ventanas era lo único que llenaba la habitación. Me encontraba sentado en el borde de la cama, con la cabeza entre las manos, sintiendo un peso insoportable en el pecho. Cada gota que caía parecía marcar el tiempo que había perdido... el tiempo que me alejaba cada vez más de Adriana.
¿Cómo habíamos llegado hasta aquí?
Me puse de pie bruscamente, incapaz de seguir quieto, y comencé a caminar de un lado a otro, como un animal enjaulado. Las imágenes de nuestra última discusión no dejaban de repetirse en mi cabeza: sus ojos llenos de lágrimas, su voz temblando de rabia y dolor, y yo... tan impotente, tan incapaz de detener el daño que había causado.
No podía quedarme sentado esperando que todo se arreglara solo. Tenía que hacer algo. Tenía que encontrarla.
Tomé mis llaves y salí al temporal sin pensarlo dos veces.
La ciudad estaba casi desierta a esa hora y bajo aquella tormenta. Mis pasos resonaban en las aceras mojadas mientras avanzaba