Matías, en una jugada arriesgada, aprovechó ese beso para esposar por la espalda a Alfa, dejándola entre divertida y sorprendida por el arrojo del oficial.
-Con que esas tenemos, oficial Méndez…
-Lo siento, pero si tus hombres no responden, tendrás que hacerlo tú.
-¿Sabes lo tonto que te verás al entrar conmigo, detenida?
-Me debes un mal rato – le dice muy cerca de su rostro, sin dejar de mirarla a los ojos -.
-Creo que serán dos – la rodilla de Alfa impacta en la entrepierna de Matías sin aviso y lo último que ve antes de caer al suelo con sus manos allí, es la sonrisa de satisfacción de la mujer -.
-Maldición – dice entre dientes -. No vi venir eso…
-Conmigo nunca ves venir nada, querido… - deja caer las esposas frente a sus ojos y del oficial sale un gruñido -.