Alfa se pone de pie, se arregla la pechera y sale de la oficina como una tromba.
-¡Y que no se te olvide quién es la jefa aquí! – camina con decisión a la zona de la cocina, porque ahora solo quiere asesinar a alguien y qué mejor que un pollo -.
Mientras lo destroza con un cuchillo, llega alguien a su lado que la ve preocupado.
-¿Te pasa algo, preciosa?
-No me digas así, Gamma – responde sin mirarlo, porque ese cuchillo bien podría ir a su cabeza -. Soy tu jefa.
-Pero antes que eso, eres mi amiga.
-Aquí dentro, soy tu jefa, si los demás te escuchan decirme así, me van a faltar el respeto y no quiero más hombres metidos en el maletero de Díaz.
-Supe que él es un buen candidato para ese lugar – le dice con una media sonrisa, que cree ella no ve, pero el reflejo en las baldosas de la pared le dan