Capítulo sesenta y siete
Sus labios son como droga adictiva, sus manos recorren cada centímetro de mi piel tratando de grabarla en su mente. Enredo mis manos en su cabello y tiro de él ligeramente, sus labios estan rojos y sus pupilas dilatadas que se juntan con la respiración acelerada de los dos.
Pego mi frente con la suya y bajo a su cuello para seguir con mi ataque ahí, mi cadera comienza a moverse sola cuando siente el prominente bulto en medio de mis piernas, gemidos involuntarios salen de mi boca haciendo que su agarre en mi cintura sea más fuerte y su respirar más pesado.
Paso mis manos por sus costados sintiendo toda esa firmeza y dureza de sus músculos, sonrío. Bajo mis manos hasta el cierre de su pantalón y lo desabrocho, sin dejar mi ataque en su cuello meto mi mano dentro y toco su miembro directo.
Me separo un poc