Elizabeth
-¿Puedes explicarme lo qué esta sucediendo, Alfred?
-No deberías de preocuparte preciosa, dijo luego acarició su perfecto rostro.
-Por supuesto que me preocupo. No entiendo qué es lo que está sucediendo. ¿Por qué te has ido con esa gente? pregunté y se quedó en silencio.
-¿No vas a responderme?, insistí.
-Eres tu la que me debe una explicación, me dijo mirándome con seriedad.
-Lo importante es que todo salió bien. Sé que te molestarías por esto, pero debía hacerlo, si yo te lo decía jamás me dejarías ir, dije y comenzó a reírse.
-¿Qué es lo que te hace gracia?, no entiendo.
-Si has ido, fue porque así yo lo quise, has hecho un buen trabajo.
-¿Cómo es posible?, me has escuchado cuando hablaba con...
-Elizabeth, sabes que lo puedes ocultarme nada, aún así, me hubiese gustado que me lo dijeras. Necesito confiar en tí y con lo que has hecho me has demostrado que no puedo hacerlo.
-¿Cómo dices eso?, he arriesgado mi propia vida... intenté hablar pero me interrumpió.
-No solo la