Elizabeth
Desperté por la mañana me doy cuenta de que Alfred aún no ha regresando y eso es algo que me preocupa.
Salí de la habitación para buscar mi teléfono y llamar a mi familia, no sé por qué pero creo que algo no anda bien, Abril jamás se iría mucho menos después de ver a Andrés.
-¡Buenos días Amelia!, saludé luego le pedí mi teléfono.
-Buenos días señorita Elizabeth, por orden de su Majestad no puedo hacerlo.
-¿De qué está hablando?, necesito hacer una llamada urgente.
-Lo siento mucho señorita, pero no puedo desobedecer, tome asiento le serviré el desayuno.
-¿Qué significa todo ésto?, ¿por qué no puedes dármelo?, ¿que hago aquí?
-No puedo responder sus preguntas, me dijo la señora luego de eso me dejó a solas.
-¡No puedo creerlo!, yo me largo de aquí.
-Señorita Elizabeth, no puede marcharse sin la autorización del señor.
-¿Qué se supone que voy hacer aquí...
-Lo mejor será que se relaje, con su Majestad no habrá nada de qué preocuparse. Tiene mucha suerte.
-¿Por qué lo dice?