*—Dominick:
Mientras conducía de regreso a su apartamento, Dominick tenía la vista fija en la carretera, pero su mente divagaba sin freno. Callum. Su omega. Su caos. Su destino. Lo último que había sucedido entre ellos no era algo que pudiera sacarse fácilmente de la cabeza. El sangrado lo había asustado más de lo que admitía, y ver a Callum perder el control lo había afectado profundamente. No solo era una reacción física: fue como ver a alguien quebrarse por dentro. Sentirlo.
Sabía que el cambio en Callum se había dado con una rapidez alarmante. Según los estudios, una mutación de beta a omega podía tardar meses en desarrollar una matriz funcional, pero en el caso de Callum, apenas habían pasado dos meses desde que durmieron juntos, y ya su cuerpo la había desarrollado por completo.
Además de eso, el hecho de que la mordida de Dominick hubiera perdurado tenía una explicación: Callum, sin saberlo, había tenido activas sus glándulas de feromonas todo ese tiempo. Su médico de cabecera,