A la una me dirigí al taller de Emily.
— ¡Bendito Alfa Esteban! ¿Qué te trae por aquí?
— Vengo a buscar a Emily.
— ¿A Beta Emily? No está aquí. No ha venido en todo el día.
— ¿Qué Emily no ha venido a trabajar durante un día? — pregunté sorprendido.
— Sí, Bendito. A todos nos sorprendió. Nos preocupamos mucho por si le había pasado algo grave, pero lo único que nos dijo fue que había decidido tomarse el día de vacaciones.
— Entiendo. Entonces iré a buscarla a la Casa de la Manada. Muchas gracias. — y tras sonreir, me dirigí a la casa de la manada.
— ¡Emy! ¿Estás lista? — pregunté después de tocar a la puerta: faltaban quince minutos para la hora de la reserva.
— ¡Dame un minuto! — escuché decir al otro lado de la puerta.
— De acuerdo. — y seguido solté un suspiro: ¿por qué las mujeres siempre tardaban en estar listas?
"No siempre. Mira a Mar o Elisa: ellas siempre están listas para la hora."
"Ya podían aprender las demás..."
La puerta se abrió y me quedé estupefacto. Emily se había he