Carolina preguntó instintivamente: —¿Qué quieres decir?
—Desde que me divorcié de Luciana... —dijo Joaquín pausadamente—. Has usado tu embarazo como excusa para no recoger nunca más a Gabriel, ¿verdad?
Carolina se impacientó:
—¿Esperas que con esta barriga siga siendo tu esclava?
La voz de Joaquín se fue enfriando:
—¿Entonces cómo puedes recoger a Andrés?
Todas las palabras de refutación de Carolina se atoraron en su garganta.
—Puedo entender que no trates a Gabriel como a tu hijo biológico —dijo Joaquín lentamente—. Después de todo, no eres su madre biológica. Carolina buscaba rápidamente en su mente cómo responder. Joaquín pensó que, ya que habían llegado a este punto, era necesario aclarar las cosas con Carolina.
Añadió:
—Quieres contratar cocinero y chofer, mudarte a una casa más grande, y trato de complacerte en todo.
—Pero ahora me pides que abandone a mi hijo biológico para favorecer al tuyo...
—Carolina.
—Así tu hijo tendrá a ambos padres, ¿pero qué hay del mío?
Su voz se endur