Capítulo 138 — Una irregularidad viva
Narrador:
La habitación estaba sumida en la penumbra. El único sonido era el del monitor cardíaco, constante, monótono. Afuera era madrugada, pero allí dentro el tiempo no existía. Sasha no había dormido, no podía. Se mantenía sentada junto a la cama, con la frente apoyada en la mano de Eros, los ojos cerrados, pero el cuerpo alerta. Cada pitido, cada cambio en el ritmo respiratorio, cada pequeño movimiento del aire la hacía abrir los ojos. Y entonces ocurrió.
Primero fue un espasmo. Tan leve que casi podría haberse confundido con un reflejo involuntario. Pero ella lo sintió. Lo supo. La mano de Eros se contrajo apenas, como si algo dentro de él reaccionara al contacto. Sasha levantó la cabeza de golpe, el corazón en un puño.
—¿Eros?
Le miró la cara. Seguía igual. Quieto. Pero ahora el monitor mostraba una pequeña variación en el ritmo, un leve aumento, una irregularidad viva.
—¿Eros, mi amor? Estoy aquí…
No respondió, no se movió más. Pero su ded