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–Esteban. Ya me voy –portando ropa deportiva, camino hasta la cocina para despedirse –. Si me buscas estaré en el gimnasio del hotel.
–Así que tomara en serio eso de ponerse en forma –término de lavar los platos, secándose las manos con una toalla de cocina.
–No sabes cuánto luche para no parecer una bolsa de papas con ese vestido –suspiro, caminando a la salida, deteniéndola Esteban.
–Antes de que se valla. El señor Preminger llego y salió enseguida mientras usted se cambiaba de ropa. Vestía ropa casual, así que no creo…
–Gracias –endureció el rostro–. Pero creo que ya no me importa a donde valla…
Dejándolo con las palabras en la boca, Mariana sintió disgusto sin alguna razón, abandonando el lugar con destino a calmar lo que sentía y bajar de peso.
–¿Desde cuándo empezó a tener simpatía por él? –con la interrogante en mente, abandono la cocina >>La señorita puede ser complicada y bipolar, pero cuando alguien le llama la atención y congenian, es tan difícil no verla cambiar