Mark se marchó al día siguiente a San Diego con su hermano Aaron como me dijeron y con dos de los abogados de mi esposo, dándonos un dulce y apasionado beso Mark y yo cuando nos despedimos en la puerta de mi casa. Por la noche y ya estando mi hija durmiendo en su cama, escuche la melodía de mi móvil, lo cogi de encima de la mesita donde lo tenia viendo que era mi esposo
— Hola mi amor ¿cómo estás? — me pregunto
— Bien y la peque durmiendo ¿qué tal por San Diego? — le pregunté
— Todo tranquilo Sofía, aunque te echo mucho de menos, mi amor — me dijo
— Yo también, pero mañana volvéis a casa ¿no? — pregunte
— Creo que no, ya que uno de los inversores ha tenido que regresar a su casa, por no sé qué razón — me dijo Mark
— ¿Entonces, os vais a quedar ahí más de un dia? — pregunte
— Si, serán al menos tres días o más, ya que le ha dejado al otro inversor unos poderes, para que se agilice todo, pero mis abogados lo han rechazado, tendremos que esperar a que el hombre vuelva para poder firmar l