47. Marcello se confiesa con Remo
— ¿Se puede saber dónde diablos estabas? — preguntó Marcello apenas entró al despacho de Remo, en una bodega custodiada cerca del puerto.
— Estaba atendiendo un asunto importante — respondió el siciliano sin prestar mayor atención a su amigo, y a cambio, mantuvo la mirada fija en los papeles sobre su escritorio. Cuentas por maquillar y dinero por “legalizar”.
Marcelo rio sin gracia.
— ¿Y ese asunto importante tiene ver con Marianné? — quiso saber, provocando que al fin Remo alzara el rostro y dejara lo que estaba haciendo.
— Sí, Marcello, estaba con Marianné. ¿Cuál es tu mald¡to problema con eso, eh? — su actitud ya lo estaba llevando a sus límites.
— Mi problema es que he sido criado y educado para convertirme en tu asesor, y lo único que has hecho, desde que te encaprichaste con la Cavallier, es dejar toda tu responsabilidad a un lado.
— Jamás he olvidado mi responsabilidad, Marcello, y estoy casi seguro de que eso no es lo que te fastidia. ¿Por qué no me lo dices de una buena vez, e