La cara de Stacey denota confusión ante mi propuesta. Está claro que no comprende en absoluto de qué va la vaina y no tengo tiempo ni ganas de explicarle el plan que tengo para ella con pelos y señales.
Sus ojos azules me miran dudosos, pero su cara expresa ansiedad.
—¿Qué tengo que hacer? ¿Y por qué debo confiar en ti? —inquiere.
—O lo tomas o lo dejas, pero si aceptas te contaré el plan mañana y tendrías que venir conmigo a la fiesta que va a dar Amanda —informo.
Stacey sopesa las opciones que tiene, pero su deseo por tener a Sam es tan grande que estoy segura de que aceptaría cualquier cosa por ganarse el amor y el cariño que jamás podrá conseguir.
Finalmente, asiente con la cabeza y chasquea la lengua.
—De acuerdo, acepto —masculla entre dientes.
Sonrío triunfante y le dedico mi sonrisa más falsa. Para que luego digan que no viene bien tener enemigos, a veces estos pueden servirte de aliados.
Le paso mi número de teléfono antes de